UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS O UN CUENTO
En nuestro estudio, el trabajo de arquitectura más que un trabajo es una vocación. Sin esta vocación unida a una voluntad de servicio, la arquitectura no pasa de ser un simple objeto de cambio.
Entendemos la arquitectura como el arte de proyectar y construir edificios, algo más que un simple objeto al servicio de la economía del momento. Cualquier objeto arquitectónico, además de su funcionalidad, debe provocar sensaciones, y sobre todo debe ser útil y servir para lo que ha sido creado.
Entendemos la vivienda como el núcleo esencial donde comienza su vida, y se desarrolla. Una vivienda debe ser por encima de todo una unidad de vida, debe proporcionar bienestar a sus habitantes, debe ser capaz de crear un hábitat que sea considerado como un verdadero hogar, aparte de las normas imperativas del momento. El espacio, la luz, la oscuridad serena, la vista de cielo desde su interior, hacen que este refugio necesario sea algo más que un simple habitáculo, hacen que este habitáculo se convierta en un lugar querido y deseado donde poder disfrutar y compartir, en definitiva, donde intentar ser feliz.
De la misma manera, en edificios, privados o públicos, con diferentes usos, los espacios públicos, calles, plazas, parques, todo lo que tenga que ver con la percepción y la vida, debe seguir la misma concepción. Las ciudades con todo lo que conllevan deben estar pensadas para el bienestar de sus habitantes, sino es así, de qué sirven?
Es evidente que esto no ha sido así, pero como dice un dicho actual, alguien tenía que decirlo.
Toda esta manera de pensar y vivir la arquitectura no tiene que ver, a priori y de una manera objetiva, con el coste económico del proceso constructivo arquitectónico, en el sentido de que una de las ideas más erróneas y comunes, es pensar que la buena arquitectura siempre es cara y costosa tanto en recursos económicos como humanos.
Creemos y afirmamos, que hay muchos y buenos ejemplos, tanto de grandes como de pequeños proyectos, proyectos que realmente sirven a la gente, donde el coste económico es muy reducido y contenido. También es verdad que para el gran público, la mayoría de ejemplos no son conocidos, ya que no gozan de la publicidad de las grandes y costosas intervenciones arquitectónicas que son ampliamente conocidas. Tal vez muchas de ellas son mayores ejemplos de arquitectura, pero muchas otras son simplemente ejemplos de poder.
Nos gusta creer que nuestras obras, como las de muchos otros compañeros, la mayoría de ellas muy económicas y con presupuestos muy contenidos, pero ejecutadas con ilusión y profesionalidad, intentando sacar el máximo provecho posible, sirven y aportan algún beneficio, tanto a sus usuarios internos como los externos.